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A PROPOSITO DE ALICIA.

miércoles, 11 de abril de 2007

A PROPOSITO DE ALICIA.

CÉSAR JIMÉNEZ DE TEJADA BENAVIDES.

MARIA HURTADO DE MENDOZA WAHROLEN.

2002. 106

B O L E T Í N T É C N I C O

CIRCO


Autorreflexión o significación.


Secondness: corresponde con el moderno estado donde el sujeto llega a ser consciente por identificación de la diferencia entre el mismo y lo otro.

Thirdness: es el estado donde el sujeto puede permanecer dentro, interior a la relación a la vez que viendo esa relación.

Formas de relación de posición e inclusión que están expresamente representadas tanto en Las Meninas de Velázquez como en la escena del balcón de la película American Beauty (Sam Mendes, 1999), donde las posiciones e inclusiones de los sujetos no están producidas en el sentido tradicional lineal, sino en un espacio reversible, de ida y vuelta, que está en concordancia con la presencia y ausencia de los propio sujetos. No es un espacio con un principio en un punto del ojo y un fin en un punto infinito del espacio, sino un espacio sin principio ni fin, sin dentro ni fuera, porque éstos se confunden.

Éstas inquietudes forman parte de nuestro entendimiento de la arquitectura; ser capaces de encontrar la luz que, cuanto menos, nos permita estar en una línea paralela al resto de las disciplinas que toman parte en la evolución de nuestra sociedad.

Como dice Maurice Blanchot: "La mirada es esa posibilidad de mirar lo que permanece oculto por la visión. La mirada abre la posibilidad de esa llama de luz que cae desde dentro de la oscuridad. No es la luz de la conocida dialéctica entre luz / oscuridad, sino es la luz de un otherness (esa otra cosa), la cual cae escondida desde dentro de la presencia. Es la capacidad de ver ese otherness que es reprimido por la visión. Ese mirar hacia atrás, ese looking back, es la mirada que expone a la arquitectura a una nueva luz que podría no haberse visto nunca antes".

Siempre sin olvidarnos que la arquitectura continuará alzándose sobre la tierra, lidiará con la gravedad de la materia, incluso tendrá cuatro paredes. Pero esas paredes nunca más necesitarán ser expresión exclusiva de un paradigma mecánico-funcional, sino que buscarán con la posibilidad de esos otros discursos, de otros sentidos afectivos como el tacto, el sonido, y de esa luz interior que se extiende desde dentro de la oscuridad; esa otra condición interior al propio espacio arquitectónico... el entresitio.

Imagen de la primera página: Paul Ryan, Circuito de relación, desarrollo del modelo tológico de la botella de klein hasta convertirlo en circuito, 1985.

CIRCO M.R.T. Coop. Rios Rosas nº 11, piso 6º, 28003 MADRID

Editado por: Luis Mansilla, Luis Rojo y Emilio Tuñón


Lewis Carrol, profesor de matemáticas y autor de Alicia en el país de la maravillas, escribió un segundo libro con Alicia como protagonista: Alicia a través del espejo, 1871. De esta divertida y enloquecedora lectura podemos aprender la lección de cómo se puede tener un entendimiento distinto de la realidad simplemente por mirar las cosas, más que con los ojos, con todos los sentidos. Alicia entrando en la Casa del Espejo se sumerge en un espacio maravilloso en el que como consecuencia de las reflexiones especulares rigen las leyes de la inversión y la duplicación. La primera ley no sólo invierte la recta dirección en el espacio (Alicia se ve confundida por las muchas vueltas que da el camino por el jardín), sino también en el tiempo y en la relación causa-efecto (los hechos surgen con anterioridad a que estos se produzcan). La segunda ley, la duplicación, se percibe por las parejas de personajes que deambulan por la novela (los gemelos Tweedledum y Tweedledee, los dos mensajeros que van uno de ida y el otro de vuelta, etc.) En definitiva esto lo podríamos asimilar como una forma de entender la realidad desde un punto de vista distinto al entendimiento monolítico y lineal de la arquitectura clásica.

Recordemos a Peter Eisenman en una charla con estudiantes de arquitectura en el City Collage de Nueva York, donde aparte de una fugaz descripción histórica de las distintas corrientes arquitectónicas, quería realmente transmitir su inquietud por la arquitectura. "El arquitecto tiene que tomar una postura transgresora en la sociedad de la que es parte, postura que ha de partir irremediablemente de una forma distinta de ver la realidad".

La historia de la humanidad ha pasado alternativamente sobre las opuestas sombras míticas de la visión mental ética y espiritual de Apolo y de los impulsos eróticos y sensuales de Dionisio. De una manera u otra, el genero humano desde su principio y especialmente en los últimos quinientos años ha tratado imponerse a la naturaleza y reducirla, aunque el problema en la actualidad no es entre ser y no-ser”.

Observando el Caso #00-17163 de Diller + Scofidio, que es la narración de un asesinato a través de la superposición de presuntos hechos, hipótesis policiales y pruebas forenses, nos damos cuenta como se representa un hecho de manera que seamos capaces de experimentar toda la tragedia contenida en el suceso.

Tragedia que quedaría diluida si la trama se pusiera en escena poniendo cada prueba por separado. En definitiva, la dualidad producida por la superposición de pistas y la no certeza o predominio de unas sobre las otras es esa incertidumbre que potencia el valor de la narración.

Betweeness (ambigüedad): sugiere una condición del objeto como si fuera una imagen débil, borrosa. Algo que es casi esto o casi lo otro pero no cualquier otro. Una imagen fuerte puede dar el predominio de un texto sobre el otro. Si las dos imágenes son débiles sugieren una tercera imagen débil. Esta experiencia perturbadora es la incertidumbre de un conocimiento parcial; es una imagen borrosa; es la perdida de la idea arquitectónica como una imagen fuerte que debilita las categorías tradicionales asociadas con el hombre dominando la naturaleza, el lugar, el camino, el recinto, el vertebrado edificio en altura o la presencia física como símbolo de imponerse a la gravedad.

Interiority (interioridad): esta condición no tiene nada que ver con el interior o con el espacio habitable de un edificio, sino con la condición de estar dentro. Interioridad lidia con dos factores; lo invisible y lo sustraído de, también lidia con la condición propuesta por textualidad que el simbolismo o el significado de cualquier signo refiere en esa arquitectura perturbada.

No lejos de estas condiciones se encuentra la imagen del esquema de la interpretación que el realizador de videos y escritor Paul Ryan hace del sistema de relaciones del filosofo Charles Pierce.

Esta interpretación se apoya en las relaciones que se deducen de la Botella de Klein. La Botella de Klein es una figura tridimensional abstraída de cualquier cosa excepto posición e inclusión; una relación topológica (no aritmética) que considera solo relaciones de posición e inclusión en continuas magnitudes y explícitamente excluye medición o magnitud:

Posición I: ni contiene ni está contenida (cuello),

Posición II: posición conteniendo otra posición (cuerpo),

Posición III: posición contenida (dentro del cuerpo).

De la interpretación de Ryan se dan estas tres formas de relación:

Firstness: que puede ser evaluada como la condición que el sujeto experimenta directamente en el espacio, en ausencia de su propia original, porque sugiere algo otro a lo original, algo a priori.

En cada texto hay trazos potenciales de secundariedad, aspectos o estructuras que han sido reprimidos por la presencia. Lo no dicho, lo no escrito que pertenecen a la memoria subjetiva del arquitecto. Si una presencia permanece dominante, singular, no puede haber textualidad. La condición del trazo requiere al menos dos textos.

El trazo como abstracción comparte la visión que Gilles Deleuze tiene del espacio de abstracción, que no está basada en la gran negación; en la ausencia y negación de figura, imagen e historia.

Más bien esta basada en la afirmación de lo de fuera, en la invención de otros espacios formados por originales clases de mezclas y ensamblajes. La abstracción no es algo que se dé o que esté, si no que se hace a través de una adición positiva de nuevos conceptos o exterioridades, implica una acción interna de relaciones entre las distintas capas, que superpuestas unas a otras, forman parte de la realidad.

Un ejemplo claro es la composición minimalista de Dan Graham en la azotea del Dia Center for the Art en la ciudad de NewYork. Mitad instalación, mitad arquitectura que a través de la ambigüedad aparente entre las múltiples capas de reflexiones y refracciones de la trama de la ciudad circundante y de la propia imagen del espectador, produce una pérdida de referencia espacio-temporal en la percepción del sujeto.

Twoness (dualidad): en la arquitectura tradicional estas dualidades se caracterizan por ser unas predominantes o previas a las otras (forma y función, ornamento y estructura...) Unas son dominantes a las otras, forma sigue a función, ornamento a estructura. En el sentido que nos interesa para producir esa condición de incertidumbre que desplace el discurso arquitectónico, twoness sugiere una condición donde no hay certidumbre de dominio o valor originario, sino que establece una estructura de equivalentes inciertos. "Cuando un texto es muy dominante no hay desplazamiento. Cuando el otro texto se hace presente, así mismo obstruye y pierde su capacidad de incertidumbre. Igualmente el segundo texto no puede suprimir al primero, pero puede ser entendido como interior a este, tal como un trazo ya presente habitualmente reprimido por una simple lectura dominante. Este segundo texto estará siempre dentro del primero, como el tradicional dominio de presencia sobre ausencia, tanto la naturaleza sino el conocimiento.

La arquitectura no es a diferencia del resto de las disciplinas una ciencia que especule con la naturaleza. No se conforma con imponerse a la naturaleza a través de una especulación y reducción simbólica. La arquitectura tiene y debe trabajar con presencias y gravedad.

Es en este sentido donde Eisenman considera que se encuentra el reto del arquitecto. Hoy en día parece que la sociedad gira solo en torno a la informática como medio para optimizar sus relaciones con la naturaleza. Como dice el escritor James Gleick en su libro más reciente Faster, la sociedad, sirviéndose de los nuevos avances que permite la informática ha abierto una batalla contra el tiempo.

Pero, ¿cómo puede el arquitecto ser parte de esta sociedad? ¿Cómo puede seguir la arquitectura siendo ese espejo de lo que la sociedad es y de los veloces cambios que se producen en ella?

En los ordenadores y la informática hay conocimiento, en los robots hay conocimiento y en la genética y en sus revolucionarios procesos de clonación también hay conocimiento. Sin embargo, la humanidad tiene además de la capacidad de conocimiento la capacidad de la sabiduría.

Esta otra condición, la sabiduría, que se supone tenemos los arquitectos (como miembros de la especie humana), y que de momento, y esperemos que por muchos siglos no tienen los mecanismos que están produciendo estos vertiginosos cambios en nuestro modelo de sociedad, es la que tenemos que utilizar para no ir a la cola, o lo que sería peor, perder cualquier referencia con la sociedad.

Nos preguntamos: ¿cómo podemos usar la sabiduría para conseguir nuestro objetivo como arquitectos?

El profesor Eisenman nos da una pista. Por un lado, es un poco pesimista, piensa que él no ha sido capaz de dar con la clave, por otro, sospecha que sólo aprendiendo de como otras disciplinas operan con la nueva realidad, los arquitectos seremos capaces de producir ese cambio en el discurso arquitectónico. Eso no significa necesariamente importar conceptos de otras disciplinas, sino aplicar sus estrategias a lo puramente arquitectónico.

Nuestra pregunta sigue sin respuesta. La ciencia y las otras disciplinas estéticas manejan una realidad que puede ser virtual, ellas no tienen que lidiar con la inapelable ley de la gravedad y la presencia física. Decorar paredes y fachadas con pantallas de ordenador o proyecciones de información, convertir un edificio en un chip y tarjetas impresas de ordenador, confundir el pragmatismo con el servilismo a la sociedad de consumo no debe significar para nosotros ser transgresores o estar con las nuevas tendencias y preocupaciones sociales. No parece más que ilustrar el hecho o lo que es peor, simplemente simbolizar esa tendencia que la humanidad tiene de imponerse al conocimiento, pero ¿qué pasa con esa sabiduría?

Nuestra inquietud arquitectónica está mucho más en cómo el hombre puede habitar el espacio que en cómo puede decorar las paredes de ese espacio. Decidimos hacer caso al profesor, no sólo nos convertimos en observadores críticos de la realidad abriendo los ojos para mirar a nuestro alrededor, sino que nos mantenemos en el estudio y el análisis de lo que son nuestros maestros y sus obras.

No es una añoranza nostálgica del pasado o de cualquier afirmación selectiva del mismo, sino como diría Cornel West, profesor de teología en Harvard y Yale, en el congreso sobre pragmatismo (MOMA 2000), es una nostalgia, entre las muchas formas de esta, que sirva como trampolín para dar nuevas alternativas al presente, sin caer solamente en las más repetidas y estériles formas de nostalgia, la simple retórica del pasado o del futurismo.

Volviendo al pensamiento de Peter Eisenman, nos atrae su aproximación a la idea de dualidad y cómo la simple oposición entre categorías es inadecuada para expresar una compleja e irracional ocupación del espacio. El concepto The Edge of Between, o lo que para Bernard Tschumi es In-between representa la condición que puede proporcionar ese desplazamiento buscado en el discurso arquitectónico.

El cambio de esta interpretación dual ya se dio en siglo XVII en

Imnanuel Kant fundiendo los conceptos de sublime y bello.

Antes de Kant el terrorífico Sublime (condición de incierto, indecible, sobrenatural, atemporal y etéreo) fue planteado en dialéctica oposición con la Belleza (lo bueno, natural, racional, verdadero... que prevalece en todas los movimientos arquitectónicos desde la influencia vitruviana de Firmitas- estructura-, Veritas-función- y Venustas-belleza).

Bernard Tschumi en The pleasure of space afirma: "...no puede ser puesto en palabra, es inefable. Es como una forma de experiencia-"la presencia de la ausencia"; excitantes diferencias entre el plano y la caverna, entre la calle y el estar de la casa; simetrías y asimetrías enfatizando las propiedades espaciales de mi cuerpo: derecha y izquierda, arriba y abajo. Llevado a su extremo, el placer del espacio se inclina hacia la poética de lo inconsciente, al límite de la locura.

Fragmentos de arquitectura (trozos de paredes, de habitaciones, de calles, de ideas...) son lo que uno ve actualmente. Estos fragmentos son como inicios sin fin. Hay siempre una separación o ruptura entre fragmentos que son reales y fragmentos que son virtuales, entre memoria y fantasía. Estas rupturas no tienen otra existencia que ser el paso de un fragmento a otro; son transmisión más que signos; son trazos; son entresitios (in-between). No es el conflicto entre fragmentos lo importante, sino el movimiento entre ellos".

Así mismo en Peter Eisenman encontramos cuatro aspectos que pueden producir ese desplazamiento en el discurso arquitectónico:

Otherness o secondarity (otrura o sencundariedad): forma, función, estructura, posición y significado pueden ser considerados en el diseño arquitectónico como textos, pero ellos no son textuales.

Son siempre considerados como fuentes primarias u originales.

Textualidad es el aspecto del texto que es condición de secundariedad. En arquitectura secundariedad es el trazo. Si arquitectura es principalmente presencia (materialidad, ladrillos, estructura y mortero), secundariedad sería el trazo, como la presencia de la ausencia. El trazo nunca puede ser Dan Graham, Cilindro de doble espejo dentro de cubo y salón de video, Nueva York, 1981/91.



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fuente:ADR

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